Rosquillas de anís

Las rosquillas de anís son un ingrediente básico de la infancia. Es una receta muy fácil de hacer que les encanta a los peques, sobre todo cuando participan en la cocina. En unos 30 minutos tendréis hecha una merienda de chuparse los dedos!

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Ingredientes (salen unas 20 rosquillas grandes):

  • 1 huevo
  • 4 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
  • 4 cucharadas soperas de leche fría
  • 8 cucharadas soperas de anís (licor), y si quieres darle más sabor añade una cucharadita de postre de semillas de anís
  • 4 cucharadas soperas de azúcar
  • 2 cucharaditas de postre de levadura Royal
  • 1/2 Kg de harina más o menos
  • 1/2 litro de aceite suave para freírlas
  • Azúcar glas para espolvorearlas, que puedes conseguir triturando azúcar con una Thermomix, picadora o similar

Utensilios que necesitas:

  • Un bol o ensaladera para hacer la masa
  • Una sartén amplia y con fondo para freirlas
  • Dos tenedores, una cuchara y una cucharilla para manejarte
  • Papel de cocina
  • Fuente para servirlas

Consejos:

  • Añade la harina pasándola por el colador. Es más lento pero la masa queda más fina.
  • Si lo prefieres, puedes sustituir el anís por limón. Basta con echar la ralladura de un limón y el zumo de medio.

¡A por ellas!

La primera parte la receta la pueden hacer los peques, es muy sencilla. Ten a mano los ingredientes y les vas diciendo. Lo primero es cascar el huevo con cuidado y ponerlo en el bol, fijándote bien que no ha quedado ninguna parte de la cáscara. A continuación tienen que batirlo un poco con un tenedor. Añaden el aceite, la leche y el anís. Baten otro poco. Después añaden la levadura y el azúcar. Y ahora sí, ¡a batir bien con el tenedor!.

Ahora toca trabajo en equipo. Hay que ir echando la harina poco a poco y removiendo a la vez. Aquí es muy probable que tengáis que hacer relevos, pues a medida que la masa toma consistencia va costando más. Cuando la masa se vaya separando fácilmente de las paredes del bol, seguid echando harina pero con más cuidado pues ya casi está. Parad cuando la masa pueda tocarse sin que se os quede pegada a los dedos.

Bien, ya tenéis la masa. Ahora hay que dar forma a las rosquillas. Podéis jugar con las formas, pero tened en cuenta que crecen al freír. Lo más sencillo es hacer unos palitos de unos 10-15 cm y después unir los extremos, trabajándola después un poco para «redondear» la forma. Trabajad en una superficie espolvoreada con harina para que no se queden pegadas, si no luego todo será un desastre. Yo os recomiendo freírlas a medida que les vais dando forma.

A partir de aquí los peques miran pero no tocan. Poned el aceite a calentar a fuego medio y cuando esté caliente id echando las rosquillas. No os distraigáis pues se os pueden quemar con facilidad. Con dos tenedores id controlando y dadles la vuelta cuando estén doradas. Sacadlas sobre un papel de cocina para escurrir el aceite que puedan tener, y cuando estéis a punto de sacar la siguiente tanda pasadlas a la fuente de servir para dejar hueco en el papel a las siguientes. Los peques pueden espolvorear las rosquillas con azúcar glass en la fuente de servir, mejor si lo hacen con un colador fino.

Y ya está, ¡a merendar!

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