El parque El Capricho es uno de los parques más bonitos de Madrid, único jardín del romanticismo que se conserva en la capital. Está lleno de curiosidades, historias y misterios, y en él encontraréis la casa de la «bruja», hermosos canales, un laberinto, un fortín…Un lugar ideal para dar un tranquilo paseo en que los peques lo pasarán en grande!
La duquesa de Osuna, una de las mujeres más influyentes de la época, deseaba tener una villa de recreo donde alejarse de la Corte y reposar de los deberes y compromisos inherentes a su posición. Y así, en 1783 los duques de Osuna compran este terreno que en aquel entonces se encontraba a las afueras de Madrid. Se construyó entre 1787 y 1839, siendo realizado el proyecto inicial por Pablo Boutelou, arquitecto de la corte, quien a su vez encargó el diseño de los jardines a Jean Baptiste Mulot, que venía de trabajar en Versalles.
Está situado en el paseo de la Alameda de Osuna, 25. Y tenemos relativamente cerca las estaciones de Metro de Canillejas y El Capricho (línea 5) y las paradas de autobús 101, 105 y 151.
El parque sólo está abierto los sábados, domingos y festivos. El Ayuntamiento ha establecido en 1.000 el número máximo de visitantes, por lo que suele haber mucha tranquilidad dentro del mismo pero puede ocurrir que a determinadas horas nos toque esperar un rato para acceder al recinto, aunque la cola suele ser bastante rápida. La entrada es gratuita y el horario entre el 1 de octubre y el 31 de marzo es de 9 a 18:30; y entre el 1 de abril y el 30 de septiembre es de 9 a 21. El 1 de enero y el 25 de diciembre está cerrado. Ojo que no está permitida la entrada con comida, balones, bicicletas, patines, monopatines (y similares) o animales de compañía, ni aunque se lleven atados.
Una vez accedamos al parque por los tornos de la entrada, llegaremos a una plaza circular que en su momento fue plaza de toros. Al otro lado veremos la que sería la antigua puerta de entrada trasera a los jardines. Aquí comienza una aventura que os llevará a descubrir, al margen de los jardines, una serie de edificaciones curiosas y singulares que convirtieron al lugar en una especie de parque temático de la época.
Un fortín, con foso y cañones incluidos, en el que da comienzo la ría navegable que recorre gran parte del jardín.
La casa de la bruja, realmente se llama casa de la vieja pero con los niños hay que tomarse ciertas licencias, que recuerda el modo de vida de los campesinos. ¡Sólo le falta ser de chocolate!
Una ermita, en la que habitó un ermitaño durante 20 años, sin cortarse las uñas ni el pelo (ese era el trato alcanzado con los duques para vivir allí), que sorprendía a quienes se perdían por el jardín…así que los peques mejor que no se alejen mucho!
Un laberinto de setos de laurel, que ocupa 6.030 metros cuadrados y los caminos más cortos para llegar hasta su centro o salir de él miden 370 y 319 metros respectivamente. Todo un reto hasta para nosotros!.
Y un palacio, un casino de baile, un embarcadero junto a un lago…¡qué más se puede pedir!
Pues sí, hay más. Durante la Guerra de la Independencia estuvo ocupado por los Franceses como campamento para sus tropas, y no vinieron a hacer jardinería precisamente. En la Guerra Civil fue Cuartel general del Ejército Republicano del Centro, y aún existe un refugio antiaéreo debajo de él, que se está planteando abrir al público. Lo que sí podréis ver son los respiraderos. Ha sido escenario de películas como Doctor Zhivago y en el año 47 aterrizó un avión de Iberia en el laberinto, acababa de despegar de Barajas y afortunadamente no hubo ninguna víctima. Y esto son unas pinceladas, id y descubriréis el resto.
En fin, una delicia que entretendrá a pequeños y mayores. Buen finde!